martes, 30 de octubre de 2012

alimentacionenniños

                                        LA ALIMENTACION EN LOS NIÑOS DE



Para evaluar nutricionalmente a los niños entre los 0 y 5 años debemos utilizar las referencias entregadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El Índice de Masa Corporal es una herramienta útil para ser utilizada en niños porque tiene una buena correlación con la cantidad de grasa corporal y permite identificar en forma temprana el sobrepeso y la obesidad.











Una dieta sana y equilibrada da a tu niño todas las vitaminas y nutrientes que necesita para crecer, pero a veces puede ser difícil de lograr. No te preocupes, la mayoría de los niños pasan por una etapa donde son exigentes al comer. He aquí algunas ideas para ayudarte.

¿Cómo puedo motivar a mi hijo a que coma bien?

Mantén la calma y ofrécele a tu hijo alimentos nutritivos, pero deja que él decida cuánto va a comer. Puedes estar segura de que sabe mejor que tú cuánta comida es suficiente para él. Como regla general las porciones no deben exceder el tamaño de su puño cerrado.

Mantén un horario regular para las comidas y las meriendas, teniendo en cuenta las siestas de tu hijo. Ofrece tres comidas regulares y dos o tres pequeñas meriendas nutritivas. Los siguientes son ejemplos de refrigerios nutritivos:

• fruta
• tomatitos miniatura y cubitos de queso
• yogur con bayas o rebanadas de fruta
• un sándwich pequeño
• palitos de vegetales o pan con humus
• batido de frutas y leche
• torta, bollo o pan con una taza de leche
• frutos secos

Evita darle a tu niño una comida principal justo antes de la siesta, ya que es probable que esté demasiado cansado para comer. En su lugar, dale una pequeña merienda o algo de tomar y una comida cuando se despierte. Las meriendas que se dan equitativamente entre las comidas, ayudan a evitar las pataletas por tener demasiada hambre. Evita darle dulces o productos envasados como las papas fritas o masitas. Alguna fruta seca o galletitas de agua son un buen ejemplo.

Haz las comidas interesantes y divertidas. Los postres nutritivos son una parte valiosa de la comida; siempre incluye uno y nunca lo uses como una recompensa por comerse el plato principal. Ejemplos de postres nutritivos incluyen ensalada de frutas con yogur, arroz con leche y fruta cocida o una magdalena o un panqueque con algunos trocitos de fruta.

Come con tu niño tan a menudo como sea posible, y sirve alimentos nutritivos que también quieres que él coma. Los niños aprenden el gusto por los alimentos probándolos, pero a menudo sólo probarán nuevos alimentos si ven a otras personas comerlos. Recuerda que eres su modelo a seguir y anímalo haciendo comentarios positivos acerca de los alimentos durante las comidas, tales como, "Mmm, esto está delicioso", "Mmm, las zanahorias son mis vegetales favoritos".

Los niños a esta edad tienen ya sus propios gustos respecto al sabor y la textura de los alimentos. A algunos les gusta su comida bañada en salsa, mientras que otros la prefieren seca. Hay niños a quienes les gusta que cada alimento esté
separado de los demás en el plato. A muchos niños no les gusta la carne fibrosa o alimentos que sean difíciles de masticar. Respeta las preferencias de tu hijo pero no le prepares una comida completamente diferente a la del resto de la familia. Cada vez que puedas, ofrécele los mismos alimentos que los demás estén comiendo, pero asegúrate de que al menos uno de los alimentos sea algo que le gusta. Con el tiempo, los gustos cambian, así que es importante seguir ofreciéndole a tu niño todo lo que la familia coma.

martes, 16 de octubre de 2012

LA EDUCACION DE LOS NIÑOS


En una ocasión, Fabricio Caivano, el fundador de Cuadernos de Pedagogía, le preguntó a Gabriel García Márquez acerca de la educación de los niños. "Lo único importante, le contestó el autor de Cien años de soledad, es encontrar el juguete que llevan dentro". Cada niño llevaría uno distinto y todo consistiría en descubrir cuál era y ponerse a jugar con él. García Márquez había sido un estudiante bastante desastroso hasta que un maestro se dio cuenta de su amor por la lectura y, a partir de entonces, todo fue miel sobre hojuelas, pues ese juguete eran las palabras. Es una idea que vincula la educación con el juego. Según ella, educar consistiría en encontrar el tipo de juego que debemos jugar con cada niño, ese juego en que está implicado su propio ser.

El niño amado siempre tendrá más recursos para enfrentarse a la vida

Vigilar no se opone a consentir, sólo es corregir un poco nuestra locura
Pero hablar de juego es hablar de disfrute, y una idea así reivindica la felicidad y el amor como base de la educación. Un niño feliz no sólo es más alegre y tranquilo, sino que es más susceptible de ser educado, porque la felicidad le hace creer que el mundo no es un lugar sombrío, hecho sólo para su mal, sino un lugar en el que merece la pena estar, por extraño que pueda parecer muchas veces. Y no creo que haya una manera mejor de educar a un niño que hacer que se sienta querido. Y el amor es básicamente tratar de ponerse en su lugar. Querer saber lo que los niños son. No es una tarea sencilla, al menos para muchos adultos. Por eso prefiero a los padres consentidores que a los que se empeñan en decirles en todo momento a sus hijos lo que deben hacer, o a los que no se preocupan para nada de ellos. Consentir significa mimar, ser indulgente, pero también, otorgar, obligarse. Querer para el que amamos el bien. Tiene sus peligros, pero creo que éstos son menos letales que los peligros del rigor o de la indiferencia.
Y hay adultos que tienen el maravilloso don de saber ponerse en el lugar de los niños. Ese don es un regalo del amor. Basta con amar a alguien para desear conocerle y querer acercase a su mundo. Y la habilidad en tratar a los niños sólo puede provenir de haber visitado el lugar en que éstos suelen vivir. Ese lugar no se parece al nuestro, y por eso tantos adultos se equivocan al pedir a los pequeños cosas que no están en condiciones de hacer. ¿Pediríamos a un pájaro que dejara de volar, a un monito que no se subiera a los árboles, a una abeja que no se fuera en busca de las flores? No, no se lo pediríamos, porque no está en su naturaleza el obedecernos. Y los niños están locos, como lo están todos los que viven al comienzo de algo. Una vida tocada por la locura es una vida abierta a nuevos principios, y por eso debe ser vigilada y querida. Y hay adultos que no sólo entienden esa locura de los niños, sino quese deleitan con ella. San Agustín distinguía entre usar y disfrutar. Usábamos de las cosas del mundo, disfrutábamos de nuestro diálogo con la divinidad. Educar es distinto a adiestrar. Educar es dar vida, comprender que el dios del santo se esconde en la realidad, sobre todo en los niños.
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Creo que los padres que de verdad aman a sus hijos, que están contentos con que hayan nacido, y que disfrutan con su compañía, lo tienen casi todo hecho. Sólo tienen que ser un poco precavidos, y combatir los excesos de su amor. No es difícil, pues los efectos de esos excesos son mucho menos graves que los de la indiferencia o el desprecio. El niño amado siempre tendrá más recursos para enfrentarse a los problemas de la vida que el que no lo ha sido nunca.